5 REGLAS Financieras Que NUNCA Debes Romper Si Quieres Ser Exitoso
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En la escuela y el colegio aprendimos todo tipo de cosas, que últimamente como que no utilizamos para nada.
El triángulo rectángulo, la fórmula cuadrática, el ciclo del agua y un sinfín de cosas que hubiésemos podido aprender y estudiar ahora, si las hubiésemos necesitado ya como adultos…
Pero nunca nos enseñaron cómo ser exitosos.
Y respecto al éxito financiero y al juego del dinero, tampoco nos enseñaron cuáles son las reglas.
Y no es una sorpresa que muchos terminamos rompiendo algunas de esas reglas y obteniendo los resultados que no son tan deseables, y que no son lo que realmente quisiéramos tener en nuestra vida a nivel financiero.
Así que quiero compartir contigo algunas de estas reglas que por lo general rompemos, y que nunca deberíamos romper si queremos de verdad ser exitosos a nivel financiero, e incluso en otros niveles de la vida.
Regla #1: La Riqueza Es Un Estado Mental
No significa que el pobre es pobre, porque quiere; no es lo que estoy diciendo.
Sino que al ser verdaderamente rico, no es porque yo tengo mucha plata y ya; la riqueza no se mide en cuántos pesos o dólares tengo en mi cuenta, o en inversiones, o en propiedades, ni nada de eso…
Y prueba de ello es que mucha gente se gana la lotería, o se gana una herencia por ejemplo, recibe una herencia en algún momento; y al no saber manejarlo, al no estar preparado mentalmente para gestionar estas cosas, y al ser básicamente pobre DE mente; ese dinero no le dura, no crece y luego termina siendo un problema más grande que el no haber tenido dinero en primer lugar.
Y de forma inversa, tenemos gente que empieza de la nada, desde cero, con todas las situaciones adversas y todo en su contra; y aún así logran salir adelante y producir resultados positivos en su vida…
Sin depender de nadie, sin que un gobierno le ayude, sin que un jefe lo haga por él, sin que sus padres le den todo, sin absolutamente nada; sólo con su capacidad de proyectarse, de tener visión a futuro y de tomar acción consistente, de ser súper disciplinado y de ser altamente productivo.
Esto nos dice que realmente uno de los activos más valiosos o quizás el más valioso de todos, es nuestra mente.
Es algo que podemos moldear, es algo que podemos entrenar, es algo que podemos nutrir y es lo que en últimas nos permite lograr los resultados que verdaderamente queremos; o la que se nos pone en nuestra contra y sabotea nuestros propios intentos de lograr el éxito.
Es quizás el punto más importante y es la regla que terminamos rompiendo, ¿cómo la rompemos?
Pretendiendo que esta riqueza llegue sin nutrir nuestra mente, sin mentalmente estar capacitados para los resultados que queremos obtener, pensando en que el culpable de que no seamos ricos es otra persona (no nosotros mismos), y muchas veces quedándonos deseando tener esos resultados en vez de tomando acción para lograrlos.
Más importante aún, podrías tener una mentalidad de riqueza, incluso si a nivel financiero todavía tus resultados no se manifiestan en tu cuenta bancaria… Sólo porque vas en camino y en proceso.
El hecho de que todavía no estés en tu destino, no significa que no estés bien enrutado.
Como en Google Maps por ejemplo, vas hacia un lugar, tienes un tiempo en el que vas a llegar, estás en el camino correcto, en la dirección correcta; el hecho de que no estés todavía allá, no significa que no estés en proceso de llegar.
Sino que la pregunta es: ¿cómo lograr eso?, más allá de simplemente decir: «Listo, tengo una mentalidad de riqueza«, y ya.
Regla #2: No Establecer Metas Financieras
Hay que establecer objetivos y metas financieras a lograr.
Volviendo al ejemplo de Google Maps, si tú no fijas un destino al cual quieres llegar, ¿qué camino crees que te va a determinar Google que es el correcto? Pues ninguno, porque no sabe hacia dónde dirigirte… Como en Alicia en el País de las Maravillas.
¿Pero qué pasa si no tienes claro exactamente cuáles son las metas correctas que deberías decidir para ti?, ¿qué pasa si tú dices «ok, yo quisiera de pronto una meta que es ganar esto o tener estos resultados«, pero no sé si es demasiado ambicioso, no sé si es muy pequeña, no tengo ni idea de si es una meta adecuada o no?
Pues ocurre un proceso que yo le llamo: Calibraje, en el cual te defines esa meta de todas maneras, la que sientas en tu intuición que es la correcta; la escribes, le pones una fecha, le haces seguimiento…
Preferiblemente defines un plan y empiezas a trabajar en ella; y luego al final, analizas cómo te fue: «No, estaba muy ambiciosa«, «me salí y estaba un poco descalibrada«, entonces ahora tengo que volver a plantearme otra meta para los próximos meses o el próximo año, la próxima semana, o lo que sea…
Y pues yo digo: «Ok, con base en mi aprendizaje anterior, entonces ahora mi nueva meta va a ser esta«.
Igual tengo que mantenerme optimista porque sé que confío en mis capacidades y en las oportunidades que se me puedan presentar, y en lo capaz que sea yo de identificar esas oportunidades. Pero entonces voy ajustando…
O puede que la meta haya sido muy fácil, la haya logrado en menos tiempo del esperado, entonces yo diga: «Ok, la próxima vez la meta va a ser un poco más grande«, que eso es lo que normalmente termina pasando; subestimamos la capacidad que tenemos en el mediano y largo plazo de lograr grandes resultados, si tenemos un enfoque y una buena motivación.
Siempre es importante hacer un seguimiento y tener claro si vas por buen camino o no, y por supuesto celebrar esas mini-victorias que vas obteniendo a lo largo del camino, porque no solamente es importante el destino al que llegues sino el recorrido que hagas.
Regla #3: No Hay Que Seguir A Las Masas
Por lo general escuchamos «esta es la moda«, «es lo que todos están haciendo«, «todo el mundo está invirtiendo en«, «esto es el futuro«, «esto es lo que tú deberías hacer«, «millones de personas no podrían estar equivocadas«, y eso no necesariamente es cierto.
Generalmente las masas no toman buenas decisiones, las masas son conformistas, las masas son influenciables; y a veces ese comportamiento de rebaño (por así decirlo), viene influenciado más por otros factores que por una decisión inteligente y educada de cada una de las personas que conforman en si esa masa.
Hay que tener pensamiento crítico, fundamentado en tu propio criterio para toma de decisiones.
Es como cuando alguien te dice «deberías invertir en esto«, y tú no lo no lo has analizado, no lo has estudiado y simplemente pones tu dinero allí y ya.
¿Cuál es el riesgo o la probabilidad de que obtengas o no los resultados que quieres?
Pues el riesgo puede ser bastante alto, incluso hasta de perder todo tu dinero, como ha sido el caso de muchísimos de mis seguidores que me lo han comentado.
Es importante que tú mismo o tú misma, desarrolles esa capacidad para tu propia toma de decisiones, independientemente de lo que estén haciendo las masas.
Incluso si a veces se siente raro, incómodo, estar haciendo lo contrario.
Todos están comprando Bitcoin, tú estás vendiendo… No importa, porque el hecho de que todas las masas de gente lo estén haciendo, no significa que sea la decisión correcta.
Puede que sí, pero puede que no. Lo importante es que lo que tú estás haciendo, es por TU propia decisión, bajo tus propios riesgos y en base a tu educación sobre el tema.
Porque es importante mantenerse imparcial e investigar; no solamente ir en contra de las masas porque sí, sino desarrollar tu propia capacidad para analizar de forma crítica y decir «Sí, en este caso decido seguir a las masas» o «No, simplemente no tiene sentido seguir a las masas y voy a tomar un camino diferente«.
La regla básicamente nos dice que no sigamos a las masas, simplemente «porque sí«.
Regla 4: Debemos Tener Un Presupuesto
Es decir, ¿cuántas veces te has sentado puntualmente en tu mesa, a decir «esto es específicamente lo que quiero gastar y en lo que quiero gastármelo este mes«? «Estas son las cantidades y las categorías de mis gastos«.
«Máximo, esto es lo que puedo destinar a comidas en restaurantes, a salidas, a licor (si es el caso), a diversión, a gastos de trabajo«.
«En mi empresa (si tengo una empresa), eso es lo máximo que puedo gastar en proveedores, en servicios, en estas y estas otras cosas«.
¿Cuántos nos preguntamos realmente cuál es nuestra capacidad para ahorrar e invertir dinero, y en qué la basamos?
Si la basamos en nuestra realidad, o la basamos en lo que nos queda al final del mes, después de haber gastado sin habernos preocupado y sin habernos preguntado si ese nivel de gastos era adecuado o no.
Lo que pasa es que pareciera que presupuestar es un trabajo duro, es maluco, es matemáticas, es algo complicado, es una tabla de excel con 1.000 columnas y 2.000 filas; y realmente es mucho más sencillo.
A veces como yo puedo empezar de forma muy básica, con 2 o 3 cositas, e irlo incrementando de acuerdo a mi capacidad, mi posibilidad… Y lo más seguro es que en el momento en que yo empiece a tener el control y a ver buenos resultados, me sienta motivado para mantener este hábito.
Es uno de los mejores hábitos que se puede adquirir y la vasta mayoría de la gente simplemente lo ignora.
Regla #5: AHORA Es El Mejor Momento Para Invertir
Esto aplicó hace 20 años, aplicó hace 10 años, aplicó hace 5 años, aplica hoy y va a aplicar dentro de 1 año, dentro de 2, dentro de 5, y dentro de 10… Y en todo momento ha aplicado, y en todo momento VA a aplica.
Porque a pesar de que el mejor momento para invertir era 10 años atrás o 20 años atrás, el segundo mejor momento para invertir es Ahora, y las estadísticas lo demuestran.
Siempre las inversiones cuando se hacen de forma correcta, cuando tienes claro cómo diversificar un portafolio con activos que te ayuden a lograr esos objetivos de inversión que tú tienes; por lo general, ese crecimiento siempre se va a dar, y lo que se pierde por esperar a que llegue el momento perfecto para invertir es muchísimo más de lo que se gana simplemente invirtiendo en un momento «no tan ideal» a nivel de comportamiento de mercado.
Es decir, la gente que decide invertir en un momento simplemente sin preocuparse si es bueno o malo, pero casualmente fue mal momento, GANA más y obtiene más rentabilidad que quienes esperan y casualmente por pura suerte, logran invertir en el mejor momento.
¿Por qué?
Porque la espera es tiempo sin generar rendimientos, sin generar dividendos, sin generar rentabilidad, sin generar interés compuesto.
Así estos resultados que estamos viendo acá sean pequeños, se vuelven una bola de nieve que con el tiempo suman; y suman más, que hace que valga la pena tan sólo estar invirtiendo, incluso si no estamos invirtiendo en los mejores momentos de la vida.
Tanto así que muchos inversionistas deciden simplemente despreocuparse y olvidarse por completo de en qué momento invertir, y simplemente invertir consistentemente; y esta, matemáticamente se sabe que es una de las mejores estrategias y que supera al 93 % de los inversionistas proactivos que buscan una estrategia puntual para superar el mercado y otro tipo de cosas.