Cómo Dejar De Gastar Dinero Emocionalmente
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La persona promedio, cree que gasta menos dinero emocionalmente, que la persona promedio.
Así que, realmente tenemos que preguntarnos, ¿nos está engañando nuestro cerebro? Y especialmente, cómo podemos dejar de gastar dinero emocionalmente, sobre todo cuando no nos damos cuenta que lo estamos haciendo.
Los seres humanos, somos seres emocionales por naturaleza…
Y cuando se trata de manejar nuestro dinero, creemos que lo hacemos bajo un concepto de intelectualidad, bajo la razón.
Siempre que tomamos una decisión financiera, pensamos que estamos haciendo lo mejor posible; y a veces lo estamos haciendo, sólo que muchas veces es el emocionalismo lo que nos lleva a decidir.
Cuando una persona, en vez de comprar un auto que tiene más sentido financieramente, compra otro… Porque se siente mejor, porque es más bonito, porque tiene un color más atractivo, porque de pronto con ese puede impresionar más a los vecinos.
Está decidiendo emocionalmente.
Cuando comemos por ansiedad, y gastamos dinero en comida de manera innecesaria, afectamos nuestra salud, afectamos nuestro bolsillo; y solamente por el tema de no sentirnos bien y no tener una estabilidad.
La verdad es que no es fácil este tema emocional, el control y el autodominio… Verdaderamente requiere mucho tiempo.
Sin embargo podemos llevar a cabo ciertas prácticas que facilitan un poco este proceso, y al mismo tiempo, intentar un proceso de transformación personal que nos haga personas un poco menos emocionales, cuando se trata de querer lograr nuestros objetivos, sobre todo los financieros.
Recomendación #1:
Yo creo que lo primero que hay que hacer, es preguntarse qué me hace sentir el dinero en diferentes áreas de la vida.
Por ejemplo, cómo me siento cuando recibo dinero, cómo me siento cuando realizo ciertos gastos fijos que tengo todos los meses.
Cómo me siento cuando hago algunas compras (de pronto las que no son tan recurrentes, o las que no son de todos los meses), cómo me siento cuando hago compras de esas que son de todos los meses, pero que no son gastos básicos o necesarios para sobrevivir, por ejemplo.
Cómo me siento cuando ahorro, cómo me siento cuando invierto, cómo me siento cuando pierdo.
Si no somos conscientes de los sentimientos y las sensaciones que nos produce el dinero, no vamos a poder controlar realmente cómo nos sentimos en una situación diferente; o con base en una emoción o una sensación, qué decidimos hacer.
Recomendación #2:
De ahí pasamos a analizar entonces qué decisiones financieras o qué gastos estamos haciendo mal.
Si estamos gastando emocionalmente nuestro dinero, primero que todo tenemos que descubrirnos o pillarnos haciéndolo.
Porque nuestro cerebro, siempre va a querer ocultarnos ese hecho, siempre va a tratar de impedirnos ver la realidad de que somos gastadores compulsivos o emocionales.
Nunca nos gusta percibirnos a nosotros mismos como personas que podemos mejorar en ciertos aspectos, y nuestro cerebro siente que está haciendo lo mejor posible.
Por lo que hay que identificar y decir «bueno, ¿realmente este gasto tenía justificación o no?, ¿o qué pasa si no lo hubiera hecho?, ¿por qué lo hice?«.
Identificar esas factores lo que nos permite es que luego podamos decir, «mira, en este punto está surgiendo uno de esos detonantes que hacen que yo gaste dinero impulsiva o emocionalmente«…
Y ahí es donde yo me detengo y lo analizo con cabeza fría, y digo «no, en este caso no tiene sentido«, o «sí, a pesar de todo y de que hay un factor emocional importante, realmente la compra tiene sentido porque…«.
Recomendación #3:
Por otra parte tenemos el presupuestar, el controlar el dinero, el decidir exactamente y conscientemente qué queremos hacer con cada centavo, de acuerdo a nuestros objetivos.
Y preferiblemente, hacer las cuentas no solamente de cómo quiero yo hacer mis gastos, sino de cómo realmente estoy haciendo mis gastos.
Una cosa es lo que yo deseo, otra cosa es lo que yo realmente materializo en mi vida con la cotidianidad, y con mis acciones u omisiones del día a día.
Recomendación #4:
A la hora de tomar una decisión sobre si comprar algo o no, puedes preguntarte cuánto tiempo tienes que trabajar para ganar el dinero necesario para hacer esa compra.
Ahí es donde muchas personas, a la hora de comprar un teléfono nuevo, por ejemplo el último iPhone o el último Samsung, que cuesta tanto dinero hoy en día, analizan y dicen «es que tengo que trabajar como 3 meses, sin gastar absolutamente ni un centavo en comida y en nada más para poder comprarlo«.
Pero aún así, incluso cuando las personas piensan eso, lo hacen; no solamente gastando el dinero que se necesita para pagar el teléfono, sino comprándolo a crédito, lo cual implica pago de intereses, a veces cuota de manejos y otras cosas, cosa que no tiene sentido.
Cuando tú lo piensas en tiempo y dices «realmente estoy gastando mi vida en esto (porque el dinero se recupera, pero el tiempo jamás lo recuperas)», de pronto pones muchas cosas en perspectiva.
Y puede que haya una cuenta que tú digas «mira, esto no tiene ningún problema, sólo trabajo un día y creo que vale la pena el esfuerzo«.
Recomendación #5:
También es genial enlazar emocionalmente tus objetivos, tus metas financieras, y aquello que el dinero te permite y te habilita en tu vida, con las emociones.
Es decir, que la parte emocional no sólo sea para gastar y malgastar el dinero, sino que también sea hacerlo crecer, hacerlo rendir, ahorrar para el futuro, invertir en tu futuro, de alguna u otra manera progresar… Que eso sea lo que te motive y lo que te emocione.
Lo que te vuelva una persona que tome decisiones impulsivas para crecer, por así decirlo.
En otras palabras, que más fácil yo sea impulsivo en el hecho de querer crecer, que en el hecho de restringir mi crecimiento.
Esto hace que de alguna u otra manera volteemos la situación, a que sencillamente las emociones nos ayuden a progresar y no nos detengan.
Warren Buffett dice «si vas a comprar algo que no va a cambiar tu vida en lo más mínimo, piénsalo dos veces antes de comprarlo«.
Recomendación #6:
Y por ejemplo, una recomendación muy buena de una tía, que personalmente he aplicado desde que me la dijo, es:
A la hora de ir a comprar en el supermercado lo que necesitas, primero que todo ten una lista exactamente de todo lo que vas a comprar, y no compres nada de lo que esté en la lista; y segundo, ve inmediatamente después de almorzar o de comer, y quedar súper lleno«.
Porque cuando vamos con hambre al supermercado, muchas veces compramos cosas solamente porque tenemos hambre; y nuestra mente emocional, irracional, desea comprar como si se fuera a comer todo eso, y terminamos gastando incluso 20%, 30%, 50% más en total.
Recomendación #7:
Hay que estar muy atentos a la publicidad, porque la publicidad está diseñada de manera que desees de repente gastar dinero, disparando ciertos efectos en tu mente, emocionales.
Hay personas que por ejemplo se sienten más exitosos y realizados, si tienen cierto tipo de automóvil; mientras que dicen «este otro no es tan bonito, no es tan rápido, no es tan agradable«, y lo enlazan con el hecho de si se ven o no exitosos a sí mismos.
No con el hecho de que el automóvil les va a servir para un propósito, o que la decisión financieramente tiene sentido.
La publicidad precisamente le apunta a eso, a que la persona sienta más libertad, o a que sienta esa realización, ese éxito, a que los vecinos lo vean; y realmente ahí es donde tomamos decisiones que no son necesariamente las que deberíamos.
Igualmente ocurre con la comida, con la ropa, con la tecnología, los accesorios, y muchas otras cosas.
Ser consciente de estas cosas y empezar a modificar tu conducta para poder manejar mejor tu dinero, es clave para lograr el éxito.
No porque no debas gastar o disfrutar el dinero, no porque tengas que restringirte en todo y ser tacaño.
Todo lo contrario:
Porque estás tomando el control de tus finanzas para progresar financieramente, para poder darte todos esos gustos que quieres y que el dinero que estás ganando, realmente te permita disfrutar una vida de libertad financiera, de abundancia y de prosperidad.