El Futuro NO Existe
El Futuro NO Existe
“estamos en crisis, tenemos que jugar a la segura”, “Esto es lo mejor que podemos hacer con lo que tenemos”, son algunas de las frases que comúnmente se escuchan hoy día.
¿Habrá salida de esta cajita en la cual estamos metidos?
La mayor limitante que tenemos ante nosotros somos nosotros mismos es el lenguaje que usamos para describirnos y describir la “realidad” y fundamentalmente como nos relacionamos con el futuro, sin contar el negativismo innato de muchas, pero muchas personas.
En aquellos famosos cuadros colgados en la pared de muchas empresas denominados MISIÓN y VISIÓN… uno suele encontrarse con cosas como “Seremos una empresa de excelencia”, “Seremos los líderes en nuestro rubro” sin embargo sin querer, lo que se hace, más que acercarse a esa visión es alejarse cada vez más. Cuando se dice: “Seremos…” intrínsecamente se implican detrás de eso tres aspectos importantes:
1- No lo somos,
2- Tenemos un camino largo y duro por recorrer para serlo
3- Es posible que no lo logremos.
Automáticamente nos separamos entre quienes somos y nuestra visión de lo que queremos lograr.
Imaginen a William Wallace diciéndole al rey de Inglaterra “Bueno, quizás algún día seremos libres”, “Lo vamos a intentar, veremos que podemos hacer para ser libres”.
Cuando lo ves a William Wallace hablando de su libertad, todo su ser, todo su cuerpo, y su discurso hablan de libertad, no es una conceptualización racional. No la libertad como una visión a la cual apuntan como pueblo, sino como un estado de su ser actual, desde donde parten. El dice “Somos libres”, y a parir de esta declaración en el lenguaje, todos sus pensamientos, todas sus acciones, toda su energía están en sintonía con la libertad.
El futuro NO existe, no existió ni existirá jamás, es solo una conversación que tenemos hoy en el presente. No podemos predecir el futuro como si existiera independientemente de nuestro lenguaje. Lo que podemos hacer, es crearlo a nuestra manera, más el futuro no existe, es nuestra propia creación. Podemos imaginarnos el futuro como lo siguiente:
¿Cómo se ve el mundo desde este nuevo lugar?, ¿Cómo se siente?, ¿Qué está pasando?, ¿Cómo lo logramos?, ¿Cómo estamos coordinando acciones?, son algunas de las preguntas que nos hacemos para poder estar “viviendo el resultado”.
Algunas preguntas que nos ayudan a pararnos en el resultado
– ¿Cómo sería si pudiésemos hacerlo?- ¿Que conversaciones que no estamos teniendo, podemos empezar a tener?- ¿Cómo se vería un resultado ideal?- ¿Quiénes podemos ser para crear el cambio que necesitamos?- ¿Que pasaría si hacemos eso que nadie todavía hizo?- ¿Qué tendría que pasar para que estemos satisfechos con los resultados?
Desde la planificación tradicional, generalmente desechamos cualquier idea o proyecto que este por fuera de lo que consideramos el límite de lo posible, lo que para nosotros juzgamos irracional, sin darnos cuenta que como seres humanos somos incapaces de ver la “realidad” tal cual es, sino que solo podemos ver lo que como observadores podemos interpretar por nuestras historias, experiencias pasadas, prejuicios y capacidades. ¿podremos ir más allá de nuestras capacidades?. Por supuesto que si!
El considerarnos seres racionales nos ayudo a llegar hasta donde llegamos en la actualidad, que por cierto ya es mucho, pero hoy es la mayor fuente de limitación como seres humanos. Matamos nuestra propia creatividad al desechar ideas que salgan de lo ya establecido.
Cuando planificamos el futuro desde el presente pensando en lo que pasó en el pasado, entonces hacemos que el “futuro sea una prolongación del pasado”, o sea, más de lo mismo. Comenzamos a tomar las pequeñas acciones que están a nuestro alcance por los recursos limitados que tenemos, y esto hace que caminemos muy despacio, ocupándonos de las cosas urgentes y entrando en círculos viciosos de los cuales es muy difícil salir. Racionalizamos acerca de las posibilidades a futuro, pero nuestro cuerpo sigue preso de la angustia y la resignación por la “realidad” actual.
“Pararnos en el resultado de lo que queremos” nos permite vivir en el cuerpo la sensación de ya haberlo logrado. El camino se hace mucho más fácil, como personas nos sentimos mucho más seguros. Cuando tu lenguaje y tu cuerpo hablan el mismo idioma, nuestras acciones son mucho más precisas, consistentes, y poderosas. Dejamos de ver a la posibilidad como algo que hay que buscar o encontrar, sino que “nosotros somos la posibilidad”, y desde nosotros creamos el cambio que queremos lograr.
Hay una famosa frase que dice “Si quieres ser fuerte, hazte el fuerte”. Generalmente creemos que solo podemos hacer las cosas que nuestro ser nos lo permite. “Somos chicos, por eso no podemos hacer lo que hace la empresa grande”. Esta creencia destruye toda posibilidad de cambio. Podemos seguir creyendo que esa es la única verdad, o podemos empezar a ver que también nuestro hacer genera quienes nosotros somos. “Por no hacer las cosas que hacen las grandes empresas, es que somos chicos”.
Si esperamos a tener coraje para tomar desafíos, quizás nunca hagamos nada, si nos comprometemos a desafiarnos a nosotros mismos, en el preciso momento en el que tomamos el desafio, estamos siendo valientes. Tal y como lo decía Robert Kiyosaki en su libro «Retírate Joven y Rico»: Esperar a que todas las condiciones sean seguras para avanzar hacia el éxito, es igual a esperar a que todos los semáforos estén verde para arrancar.
Ahora que sabes que el futuro no existe realmente, puedes compartir este conocimiento y utilizarlo para mejorar en aquellos aspectos de tu vida que consideras pendientes. «Encárgate ahora, y relájate despues!»