La Percepción Del Éxito
La Percepción Del Éxito
Objetivamente, es inevitable pensar en cómo la sociedad, sencillamente cuenta con grandes paradigmas que limitan a las personas cuando quieren ser, lograr o tener por encima del promedio, es decir, que a pesar de que el individuo común, cuenta con muchas aspiraciones y deseos de éxito y triunfo en la vida, muy pocos realmente llegan a conseguirlo y a ser “grandes” en la vida.
Se habla de grandeza en términos relativos, no en términos absolutos. En otras palabras, ésto se refiere a que alguien llega a ser grande, cuando es percibido por la sociedad, como una persona excepcional en términos positivos.
Es aquí cuando se genera admiración, se crean modelos de roles y se masifica la generación de ídolos.
Sin duda alguna, el éxito tiene para la sociedad de hoy en día, sus ventajas y desventajas.
En ocasiones el éxito que pueden brindar cuestiones como la fama genera consecuencias negativas que la persona promedio no estará dispuesta a aceptar, sin embargo, esta percepción somera puede ser peligrosa en tanto se traslape a otros tipos de éxito.
Por mencionar un ejemplo aterrizado, es posible indicar que la riqueza y la abundancia personal, normalmente se confunde con la fama, de ahí que muy pocas personas hagan lo necesario para ser “ricas” y para conseguir dinero más que suficiente para su subsistencia.
Se llega entonces, al hecho de que la sociedad estructura ciertos modelos de vida que en ocasiones resultan no ser los más óptimos en términos de progreso, principalmente porque no le permite a todo el que lo desee, avanzar camino a sus metas y deseos.
Para la sociedad paradigmáticamente es mejor que nazca un empleado y no un artista.
Del otro lado, se tiene la pobreza, la miseria, el fracaso y la mediocridad. Caminos muy comunes para la gente de hoy (y de siempre). El fracaso y la mediocridad (incluso en personas profesionales y empresarios) es más constante de lo que se cree.
Objetivamente hay más pereza y falta de dedicación que empleados y empresarios felices en sus rubros. Los profesionales de hoy, trabajan por dinero, no por vocación.
Sin embargo, en la sociedad se produce un efecto bastante curioso, y es el de abrazar la posibilidad de que la pobreza sea algo bueno.
Las excusas que las personas tienen listas para cuando otras le preguntan por qué no han logrado el éxito, usualmente tienen que ver con el hecho de que la pobreza es un estado de vida humilde, no avaricioso y cuestiones por el estilo.
Y finalmente, la otra cara de la moneda es la de rechazar perceptualmente el éxito, la riqueza y el triunfo por considerarse de alguna manera malignos.
El dicho popular predica que “el dinero es la raíz de todos los males” y sin embargo, el dinero no es más que la representación de valor que se le da a las cosas.
Es claro que en la sociedad existen pensamientos y sentimientos encontrados respecto al buen desarrollo de las personas, y también, que a pesar de los intentos de muchos por mejorar ésta visión en la gente desde tempranas edades, finalmente son las personas mismas las que se encargan de sabotear sus intentos por evolucionar intelectualmente con miras al logro de metas y éxito en todo sentido.
Lo más importante entonces, es que cada individuo cuente con una convicción de poder lograr sus metas y que, de ser posible, pocas personas se interpongan en su camino si éstas, son ambiciosas; remarcando también el hecho de que la ambición (contrario a lo que se piensa) poco tiene que ver con la avaricia o la codicia mencionadas en textos populares como la biblia.
Un cambio de percepción individual, quizás podría lograr un mejoramiento en la sociedad en general, y la superación de algunos paradigmas negativos daría a los individuos un gran poder para tomar decisiones conscientes sobre su futuro y el desenlace deseado de su vida, a lo largo de muchos años de gran esfuerzo.